viernes, 5 de noviembre de 2010

LOS HOMBRES SÍ LLORAN. Y QUÉ.

Lo raro ya no es que un líder derrame lágrimas de tristeza o alegría en público sino la reacción machista e hiriente - Ellos exhiben cada vez más sus emociones pero aún existen límitesEl reto es "que los chavales se liberen del miedo a sentir", dice un sociólogo
NAIARA GALARRAGA 28/10/2010 EL PAÍS.COM
"La gente me observa. Aun así lloro. Tengo el hombro de Dios para llorar. Y lloro mucho. Lloro mucho en mi trabajo. Apuesto a que he derramado más lágrimas de las que usted puede contar". Con esta naturalidad contaba en una biografía el entonces político más poderoso del mundo, George W. Bush, su facilidad para el llanto. Miguel Ángel Moratinos no está solo. Ni mucho menos. Pero el escritor Arturo Pérez-Reverte le zahirió por llorar al despedirse como ministro de Exteriores, un cese inesperado: "Por cierto, que no se me olvide. Vi llorar a Moratinos. Ni para irse tuvo huevos", escribió el novelista en su Twitter el sábado a las 20.25.

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