La pasada noche del 13 de octubre, el Hospital Clínico Municipal Nº2 de Járkiv, en Ucrania, fue alcanzado por un ataque aéreo. El departamento de endocrinología quedó gravemente dañado y 57 pacientes tuvieron que ser evacuados a otro hospital.
Los hospitales no deberían ser atacados, pero en esta guerra, cada día que pasa, la salud de miles de personas sigue en peligro. Cada bombardeo destruye no solo edificios y equipos, sino también la tranquilidad y la confianza de quienes más necesitan atención médica.
Desde el inicio de la guerra, se han registrado más de 1.700 ataques a instalaciones sanitarias en Ucrania, y más del 30% de la población necesita ayuda urgente.
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