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viernes, 26 de diciembre de 2025
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Espero que estos días estén siendo tranquilos para ti, que estés pudiendo compartir tiempo con los tuyos y encontrar pequeños momentos de descanso en medio de las fiestas. Son fechas asociadas al abrigo, a la mesa llena, a sentirse a salvo.
A miles de kilómetros, en Gaza, la realidad es muy distinta. Tras la llegada de las primeras lluvias torrenciales, el invierno ha caído con fuerza sobre una población que ya lo había perdido todo. Para muchos niños y niñas, estas semanas no significan descanso ni refugio, sino frío constante, humedad, miedo, y aún más hambre. Las tiendas en las que viven se inundan, el suelo se convierte en barro y no hay ropa seca ni mantas suficientes para protegerse.
Hoy, para encontrar noticias sobre Gaza, hay que hacer un largo scroll. Ya no ocupa portadas. Pero el frío sigue ahí, y las necesidades son enormes.
Las restricciones a la entrada de ayuda humanitaria agravan todavía más la situación. Las lluvias han dejado al descubierto la fragilidad de los campamentos donde cientos de miles de personas desplazadas intentan sobrevivir y recuperar su dignidad, en tiendas tan ligeras como inestables, que no pueden soportar un clima tan duro.
Nuestra compañera Shurouq, que continúa trabajando en Gaza cada día, lo explica así:
"El invierno acaba de empezar, y con cada lluvia hay un desastre. La situación de las familias que viven en tiendas en Gaza se ha vuelto insoportable con la llegada de las fuertes lluvias. (...) El suelo rápidamente se convierte en charcos de agua fanganosa mezclada con aguas residuales.Y todo esto está inundando el interior de las tiendas".
A este escenario se suma la crisis alimentaria que no remite. La dieta de la mayoría de los niños y niñas en Gaza es mínima y poco nutritiva: los lácteos, los huevos, la carne, el pescado y las frutas y verduras frescas prácticamente han desaparecido de los mercados. Esto debilita aún más su salud justo cuando más protección necesitarían. El frío, la humedad y el hambre forman una combinación peligrosa: aumentan las enfermedades, la desnutrición y el riesgo de hipotermia. El invierno acaba de empezar, pero sus consecuencias ya son devastadoras.
En medio de estas fechas, cuando pensamos en regalos y buenos deseos, hay uno que puede marcar la diferencia de verdad. Para un niño o niña en Gaza, el mejor regalo ahora mismo es algo tan básico como un refugio que no se inunde, una manta seca, ropa de abrigo o alimentos que le ayuden a resistir el invierno.
Ayúdanos a proteger a los niños y niñas de Gaza. Colabora ahora:
Gracias por dedicar unos minutos a leer, por no olvidar y por mantener la mirada puesta en la infancia de Gaza, incluso cuando el foco mediático se apaga.
Un abrazo,
Mónica Bedmar
Save the Children
P.D.: Recuerda que tienes hasta el 31 de diciembre para donar y que tus aportaciones cuenten en la próxima declaración. Si quieres calcular cuánto puedes desgravarte exactamente, puedes hacerlo aquí.
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