miércoles, 27 de abril de 2022

La historia de Alassane: la esperanza del asilo o el miedo a volver.

 

"No hay solución, hay que salir". Estas palabras de su padre lo cambiaron todo. Alassane llevaba tiempo amenazado por el grupo terrorista «Dáesh» por su labor como imán en una mezquita de Bamako (Mali). Su padre fue asesinado en 2018. Él huyó tras ser atrapado y golpeado, dejando atrás a su familia y un bebé a punto de nacer.

En ese momento comenzó una larga travesía de Mali a Argelia, de Argelia a Marruecos y de Marruecos a España en una peligrosísima ruta por mar en la que hubo muertes. Cuando su zodiac se quedó sin motor, recuerda observar la inmensidad del océano; "éramos 45 personas [...], pensé que podíamos morir juntos". Al llegar a España "estaba muy contento, pero no podía manifestarlo, había visto muchas cosas en el mar".

Tenía sentimientos encontrados: alegría, el peso de todo lo que había dejado atrás, el desafío de reconstruir su vida... "No sabíamos hablar español, no conocíamos a nadie. Yo incluso lamenté haber venido a España", recuerda. Pero poco a poco fue encontrando su lugar. Solicitó asilo y con el apoyo de 
CEAR empezó a poner los cimientos de su nueva vida. Dos años después llegó la respuesta y, afortunadamente, era favorable.

Alassane tenía pocas esperanzas y mucho miedo a tener que volver a su país 
si no le concedía el asilo. Y es que, a pesar del conflicto en la zona desde hace una década, hasta 2020 solo 1 de cada 10 solicitudes de personas procedentes de Mali era positiva. Sin embargo, 
en 2021 se resolvieron favorablemente el 80%. Un cambio de criterio que ha cambiado muchas vidas. Una de ellas es la de Alassane.
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