jueves, 12 de enero de 2023

Mani nunca se sintió una niña.

 

Mani y el sueño de un Irán libre
Mani nunca se sintió una niña. Desde muy pequeña tuvo que enfrentarse a su familia y a la conservadora sociedad iraní por cortarse el pelo para parecer un niño, por no querer usar el hiyab y no cumplir con los estándares de apariencia de una niña . Su infancia estuvo marcada por la ansiedad, el estrés y el miedo. Así que, cuando llegó a la adolescencia, comprendió que necesitaba salir del país. "Si eres miembro de la comunidad LGTB, serás reconocido por el gobierno como un criminal cuya sentencia es la muerte."

Desde que cumplió la mayoría de edad, pudo obtener el pasaporte y huyó a Turquía. Cuatro años pasó en el país. Cuatro años sin permiso de trabajo y sin acceso a los derechos básicos en los que la supervivencia resultó complicada. Quería continuar su ruta hacia Estados Unidos con un programa de reasentamiento de personas refugiadas, pero el cambio político de Donald Trump vetó a las personas de Irán y tuvo que cambiar de planes.

En 2019 llegó a España junto a otras 39 personas iraníes y gracias al apoyo de CEAR Navarra ha rehecho su vida. "Puedo tener una vida, trabajo, ir al gimnasio...", enumera como verdaderos privilegios. Sin embargo, sus pensamientos están ahora en Irán, especialmente tras la muerte de Mahsa Amini. Explica que, por primera vez en 43 años el país sale a las calles a mostrar su oposición a la «República Islámica» y al «sistema del hiyab obligatorio», y cada vez hay más represión y asesinatos por agentes del gobierno.

Mani no puede olvidar a todas las mujeres iraníes y a las personas LGTBIQ+ que siguen atrapadas en el país, ni a aquellas obligadas abandonarlo para poner a salvo sus vidas. Por eso, hoy alza la voz, porque sigue soñando con un Irán libre.
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