"Estar allí fue terrible. No vimos la luz del sol."
Son las palabras de Andrea, una mujer colombiana atendida jurídicamente por CEAR en Barajas, y relata las condiciones de insalubridad y hacinamiento que sufrió junto a sus hijos en las salas de asilo del aeropuerto de Madrid durante más de dos semanas.
Las salas de protección internacional e inadmitidos, destinadas a la atención de solicitantes de asilo, se encuentran en una situación de sobreocupación alarmante, llegando a albergar estos días a más de 390 personas en condiciones indignas e inhumanas.
A comienzos de esta semana, alrededor de 182 personas aún no habían podido formalizar su solicitud de asilo y hay quienes han estado esperando más de un mes para poder hacerlo, en unas condiciones de insalubridad que han alzando un punto crítico, provocando plagas de chinches, acumulación de basura o escasez de material de higiene personal tan básico como una toalla.
"Al no haber camas suficientes, muchas personas duermen en colchones inflables en el suelo o compartiendo cama", destaca Elena Muñoz, coordinadora estatal del Área Jurídica de CEAR. "Esto menoscaba sus derechos a la intimidad y a la vida familiar, así como a su dignidad humana."
Y además de la evidente y preocupante vulneración de derechos fundamentales, esta situación dificulta la detección de necesidades específicas, para menores, víctimas de trata, o cuestiones de salud física o mental, además de que impide el trato diferenciado al que tienen derecho.
Por eso, ante el hacinamiento en las salas de Barajas, desde CEAR reclamamos a las autoridades que autoricen la entrada excepcional en territorio nacional de las personas solicitantes de asilo por razones humanitarias. ¡Hacen falta medidas urgentes! |
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