Hoy te escribo para contarte lo que sucede cuando nuestros equipos se desplazan a una zona de conflicto.
Ante todo, en una situación de conflicto no tomamos partido. Somos una organización independiente: nuestra acción médico-humanitaria y nuestro testimonio son independientes, neutrales e imparciales gracias a los millones de personas y entidades privadas que nos apoyan en todo el mundo. Así, brindamos atención médica con un único interés: el de las personas que necesitan ayuda urgente sin importar en qué lado de la línea del frente se encuentran.
Cuando estalla la violencia, evidentemente tratamos a personas heridas por bombas, minas terrestres, disparos o traumatismos, pero lo cierto es que la mayoría de los pacientes que atendemos son personas con necesidades médicas como las tuyas o las mías, que se han quedado sin ningún tipo de asistencia sanitaria por culpa de la guerra.
En Gaza, por ejemplo, dónde la situación es un auténtico infierno en la tierra, somos testigos de una barbarie injustificable. Con un suministro casi ridículo de alimentos, agua potable y servicios sanitarios, y sin un refugio adecuado, la población corre un gran riesgo de contraer enfermedades, de padecer epidemias o desnutrición. Por eso, pensamos y actuamos con rapidez, adaptándonos sobre la marcha a cualquier necesidad médica que surja.
En Yemen, instalamos un hospital de campaña cerca de la línea del frente para tratar a personas heridas durante los combates. Dos semanas después, empezaron a llegar mujeres embarazadas ya que éramos el único centro de salud en un radio de seis horas en coche. Así que convertimos algunas camas de cuidados intensivos en una sala neonatal para brindar servicios de maternidad, realizar cesáreas y dar asistencia a bebés prematuros. Incluso nuestro personal de cirugía y traumatología comenzó a atender partos.
En República Democrática del Congo, dónde miles de familias han tenido que huir de la violencia empezamos a tratar a un gran número de niños y niñas desplazados que llegaban a nuestro hospital de Drodro con desnutrición aguda grave. También llegamos a atender entre 70 y 80 casos de violencia sexual cada semana, la mayoría causados por hombres armados.Gracias a los proyectos de sensibilización, logramos que las mujeres acudan a nuestros servicios en menos de 72 horas desde la agresión. Esto es crucial para evitar contagión de enfermedades o embarazos no deseados y ofrecerles apoyo psicológico crítico en esos primeros momentos.
Como ves, cada conflicto es diferente y así tiene que ser nuestra respuesta. Porque no solo sufren las personas que luchan, sino también las que quedan atrapadas por la violencia o tienen que huir. Esas personas son, precisamente, la gran mayoría de nuestros pacientes y, si no estuviéramos ahí, no tendrían acceso a ningún tipo de atención médica
, tu apoyo puede marcar la diferencia para esas personas que están sufriendo una situación de violencia. Contigo, podemos adaptarnos y dar respuesta de manera más rápida más allá de las líneas del frente.
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