3 de enero de 2025. Campo de refugiados de Aboutenge en Chad.
Unos 2500 niños y niñas se agolpan nerviosos en torno a un escenario improvisado de arena. Los más pequeños se suben a los árboles y a los montículos para poder ver. Todavía no tienen la altura suficiente, pero no pueden perdérselo. Hoy sucede algo muy especial en el campo: un espectáculo de malabares, música, magia y bromas de la mano de un grupo de payasos. Sus caritas se llenan de luz. 🤭
Seguro que has visto esta misma emoción en la cara de muchos niños y niñas más de una vez. Lo inusual, prácticamente excepcional, es que suceda en este lugar. Aquí viven unos 45.000 personas refugiadas sudanesas; de las cuales el 60% son menores. Llevan en su pequeña mochila el miedo a la violencia de la guerra en su país. Por eso, durante 2 semanas, en colaboración con Payasos sin Fronteras hemos ofrecido más de 15 funciones. Un proyecto con el que, a pesar de la angustia y el trauma vivido, han reído y cuyo objetivo es fortalecer su salud mental.
“Es fundamental que los niños y niñas no pierdan la sonrisa, que no pierdan la alegría. Dado que la mayoría han sufrido traumas bastante graves, nuestro objetivo es llegar y darles un respiro, un momento de descanso para olvidar la angustia y la situación en la que se encuentran. Hacer que vuelvan a soñar. A vivir la magia. A sonreír”, explica Achil, logista de Payasos Sin Fronteras.
Médicos Sin Fronteras estamos presentes en el campo de Aboutengue desde hace casi año y medio. Prestamos asistencia médica y humanitaria crítica. Hemos abierto un hospital en el campo donde también actuaron los artistas de Payasos Sin Fronteras. Porque la risa también cura.
Queremos seguir trabajando para las poblaciones más vulnerables del planeta. Allí donde no hay asistencia médica. Allí donde no llega nadie.
En una de las peores crisis mundiales de las últimas décadas, Sudán se enfrenta a una colosal catástrofe tras más de 20 meses de guerra entre las Fuerzas Armadas Sudanesas (FAS), y el grupo paramilitar Fuerzas de Apoyo Rápido (FAR). 12,2 millones de personas han tenido que abandonar sus hogares, de los cuales más de 3,2 millones han buscado refugio en los países vecinos. Chad acoge a más de 700.000 personas refugiadas sudanesas.
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