Claro que existe la magia.
Y quien diga que no es porque no ha visto cómo se ilumina la cara de uno de los miles de niños y niñas que, en estas fechas, han recibido alguno de los regalos que habían escrito en esas cartas que hicieron para Papá Noel, a los Reyes Magos, al Tió de Nadal o al Olentzero.
La magia ha inundado las calles, ha entrado en muchas casas y ha llegado a nuestros centros de acogida, que se han llenado de la alegría con la que los niños y niñas acogidas por CEAR han vivido los momentos más mágicos de estas Navidades. Porque eso es lo que tiene la magia, que multiplica la ilusión y termina alcanzando incluso a los más escépticos.
En CEAR creemos en la magia y creemos en el trabajo que hacemos para que todas las personas refugiadas tengan la oportunidad de empezar de cero en un lugar seguro.
Ojalá todas ellas, en cualquier parte del mundo, puedan algún día disfrutar del mejor regalo de todos: vivir en paz. |
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