Un ejemplo de resistencia, de valor y de unidad.
El pueblo palestino lleva más de 75 años sufriendo la colonización de sus tierras, la ocupación de sus casas y la matanza indiscriminada de su gente; más de siete décadas soportando el silencio de una comunidad internacional que permanece muda y el mismo tiempo demostrando una determinación y una conciencia colectiva inspiradora para el resto del mundo.
Y mientras Israel ha vuelto a bloquear la entrada de ayuda humanitaria en Gaza, mientras ha reactivado los ataques sobre la Franja y avanza en la mayor ofensiva sobre Cisjordania en los últimos 20 años, el pasado viernes más de 5.000 gazatíes se reunieron para romper el primer ayuno y dar la bienvenida al Ramadán en comunidad.
Porque solo en comunidad es posible sacar fuerzas cuando ya no quedan; solo así es posible resistir.
Posiblemente sea eso lo que explique la entereza, la integridad y el orgullo del pueblo palestino y de esos miles de gazatíes que, a pesar del terror que están sufriendo y de la falta de alimentos, han tenido el coraje para adornar con banderolas los escombros de sus propias casas, de alumbrarlas con farolillos y de sentarse en torno a unas largas mesas para compartir ese momento, para permanecer unidos, para resistir.
Con ese ejemplo de orgullo y de lucha colectiva, es imprescindible que nos unamos, que cada uno de nosotros y nosotras nos activemos y nos movilicemos para exigir a las autoridades que tomen medidas urgentes y eficaces para detener este genocidio.
Ya somos más de 147.000 personas exigiendo justicia, pero no podemos parar. Ayúdanos a llegar a 150.000 firmas compartiendo esta petición en Whatsapp con tus contactos. Si en Gaza resisten, no nos podemos rendir. |
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