Me llamo Nadia Eid y formo parte del equipo de Médicos Sin Fronteras (MSF) en la Franja de Gaza.
Te escribo porque probablemente habrás oído que la guerra ha terminado y que la población podrá retomar su vida normal. Lamentablemente, esa posibilidad no existe. Las vidas que alguna vez disfrutamos no volverán, al menos no en un futuro cercano.
Tras el alto el fuego, lo que queda es devastación. Gaza es ahora una montaña de escombros, y persiste el temor constante a que la violencia vuelva a empezar.
La mayoría de la población ha perdido sus casas, lo que significa que seguirá viviendo en tiendas de campaña en condiciones inhumanas. No tienen acceso a agua potable, ni a alimentos, ni a productos de higiene. Así que, aunque las bombas ya no caigan ahora, la gente no puede volver a sus hogares. Esto es catastrófico.
El sistema de salud está prácticamente colapsado. Muchos hospitales y centros de atención primaria han sido directamente atacados. A diario, recibimos cientos de pacientes y no tenemos capacidad para atenderlos. Esta situación seguirá así durante muchos años, porque reconstruir la infraestructura sanitaria llevará mucho tiempo.
Hemos perdido familiares, pero no hemos tenido el privilegio de llorarlos ni de consolar a nuestros seres queridos más cercanos.
También siento una profunda tristeza por todas esas personas que han sufrido heridas que les cambiarán la vida, por todos esos niños y niñas que han perdido extremidades, que tienen piernas o brazos amputados.
Así que, aunque haya un alto el fuego, el sufrimiento y el miedo continúan. Ahora, solo espero que ese cese de los bombardeos se mantenga y que podamos, finalmente, llegar al verdadero final.
Equipo de coordinación médica de Médicos Sin Fronteras en Gaza
MSF estamos presentes en Territorios Palestinos Ocupados desde 1989 y actualmente seguimos ofreciendo apoyo quirúrgico, cuidado de heridas, fisioterapia, atención materna y pediátrica, atención médica general, vacunación y servicios de salud mental, además de distribuir agua dentro de la Franja.
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