Cuidemos a nuestros mayores: no podemos dejar a nadie atrás

 

Tener problemas para llegar a fin de mes o para calentar tu casa, no poder bajar las escaleras (y no tener ascensor), no comprar alimentos frescos para ahorrar y no tener con quien compartir las penas nos hace enfermar. O por lo menos vivir con menos salud. Estas circunstancias nos afectan a todos y a todas, pero especialmente a las personas mayores. Primero con la crisis económica y luego con la pandemia, si hay un colectivo vulnerable es este, sin duda. Su calidad de vida en esta última etapa es, cuanto menos, cuestionable. Pero, ¿hemos preguntado a nuestros mayores cómo quieren vivir? Muchas personas mayores viven o se encuentran solas, como Carmen. La soledad no elegida tiene importantes repercusiones en su salud y en su calidad de vida. El entorno en el que viven también afecta a su salud. Que su casa sea o no accesible y que su pensión les permita una alimentación adecuada puede ser la diferencia entre la salud y la enfermedad. También tienen más dificultades para conseguir simplemente que les vea el médico. El sistema colapsado, por un lado, y la limitación de la atención médica a la vía telefónica por el otro, han empeorado su capacidad de obtener un diagnóstico completo, personalizado y actualizado, así como de poder contar con un acompañamiento durante el tratamiento. ¿Qué hacemos desde Médicos del Mundo?    Apoyamos a personas mayores con dificultades económicas que les impiden disfrutar de un envejecimiento saludable: proporcionamos alimentos básicos, apoyo psicológico, ofrecemos pautas nutricionales y les ayudamos con los trámites sanitarios si tienen dificultades de movilidad o cuando la burocracia les resulta una barrera.     Apoyamos a las residencias de mayores durante la pandemia, implantando sistemas de prevención de contagios en más de 40 centros, especialmente en núcleos rurales.   Promovemos un nuevo modelo de cuidados, más humanizado, centrado en la atención a la persona; un sistema que tenga en cuenta la opinión de sus protagonistas, de las familias y del personal cuidador. Por eso estamos presentes en la mesa de diálogo impulsada por el Ministerio de Derechos Sociales para cambiar los criterios de acreditación que deben cumplir las residencias de mayores.  Ser una persona mayor en un estado vulnerable es una doble vulneración social. No podemos dejar a nadie atrás.

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