A petición de la Federación Española de Padres de niños con Cáncer, el Ministerio de Sanidad acordó la declaración como Día del niño contra el cáncer el 21 de diciembre.
Aunque es poco frecuente, se trata de la causa de mayor mortalidad en los niños entre los 5 y 14 años y la segunda causa entre los niños y jóvenes de 15 a 24 años, después de los accidentes.
En España se diagnostican cada año aproximadamente 900 casos nuevos de cáncer en menores de 15 años.
No obstante, el cáncer infantil es curable en un 80% de los casos, incluso un 90% de los casos en algunos tipos de cáncer. Y hay razones para la esperanza. Ha habido muchos avances en el diagnóstico precoz. Además de que los niños suelen tolerar mejor los tratamientos.
¿Por qué se celebra?
El objetivo del Día Nacional del Niño con Cáncer es concienciar a la sociedad sobre esta enfermedad y se hacen múltiples actividades por parte de las asociaciones dedicadas a esta temática.
Pero además se quiere conseguir que todos los niños y adolescentes españoles con cáncer tengan las mismas oportunidades de curación, independientemente del lugar en el que hayan nacido, siendo su tratamiento en unidades especializadas de Oncología Pediátrica.
El impacto del cáncer infantil en la familia
El diagnóstico de un cáncer infantil siempre tiene un gran impacto en la familia, que se vuelca en el cuidado del pequeño. Causa una gran preocupación y sin embargo es precisamente la familia la que debe crear un ambiente positivo en el entorno del niño o la niña, porque la actitud supone un factor importantísimo en la curación.
No se conocen las causas del cáncer infantil. El tipo más frecuente es la leucemia (cáncer en la sangre). Le siguen los tumores cerebrales y los linfomas (tumores de los ganglios linfáticos).
Signos de alerta del cáncer infantil
Según la Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria, hay que estar atentos a determinados signos y síntomas que pueden hacer sospechar de un cáncer:
- Palidez, petequias, hematomas sin causa o dolor de huesos generalizado.
- Inflamaciones localizadas que aumentan de tamaño progresivamente sin que exista fiebre ni dolor.
- Pérdida de peso sin causa aparente.
- Fiebre sin causa aparente.
- Tos persistente o dificultad para respirar.
- Sudoración excesiva nocturna.
- Cambios en los ojos, como inflamación, pérdida visual, estrabismo.
- Inflamación abdominal.
- Dolor de cabeza persistente y vómitos.
Ante cualquiera de estos síntomas, debe acudir al pediatra con el niño o niña.
Información obtenida de la Web diainternacionalde.com
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