“No estamos seguros de que la palabra siempre salve vidas… pero sí sabemos con certeza que el silencio mata (…)”.
Fueron pronunciadas por James Orbinski, nuestro presidente internacional en 1999, durante su discurso de aceptación del Premio Nobel de la Paz que se nos otorgó ese año en Oslo.
Escucharlas nos remueve profundamente por dentro. 💔
Sí, nos remueve, porque ese día Orbinski comenzó este discurso exigiendo que Rusia dejara de bombardear a la población civil en Chechenia… Hoy no estamos tan lejos de ese día. Lo vemos a diario en guerras y conflictos en todo el mundo. En Ucrania, en Gaza, en Sudán, en Líbano... Siempre con el mismo resultado: un sufrimiento inimaginable para la población.
Todo lo que se dijo ese día sigue vigente para todas las personas que formamos parte de Médicos Sin Fronteras: trabajadores y trabajadoras, donantes, socios y socias. Nuestros valores, actitudes y objetivos no han cambiado. Ese día se consolidó una declaración de principios tremendamente poderosa…
Somos independientes, imparciales y neutrales. Nos guiamos por la ética médica universal. Somos testigos de lo que pasa y lo contamos. Somos transparentes y rendimos cuentas. Estamos comprometidos con la diversidad, la igualdad y la inclusión.
Entre todos ellos, uno nos diferencia especialmente: 📢 MSF hablamos alto y claro de lo que vemos. Alzamos la voz para denunciar abusos y señalamos responsabilidades. Somos incómodos porque así lo hemos elegido. Sin embargo, es duro aceptar que, a pesar de todo el trabajo y aun sabiendo que este posicionamiento ha marcado la diferencia para muchas personas, 25 años después, la situación ha cambiado poco o nada.
Seguimos viendo cómo, cada día, millones de personas necesitan asistencia médico-humanitaria vital. Seguimos comprobando que nuestra labor aún es igual o más importante que entonces. Sin duda, un desafío y compromiso diarios.
😢 En un momento en el que nos sentimos tentados a desesperarnos por la aplastante realidad, hemos decidido recordar y homenajear las palabras de aquel día. Un texto que nunca ha dejado de inspirarnos, que no caduca, y que ha puesto los cimientos de la organización médico-humanitaria que somos hoy.
Estas palabras han servido para dar esperanza a nuestros pacientes y han convencido a muchas personas para apoyarnos. Ojalá también te contagien a ti, para ver lo valioso de nuestro trabajo.
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