Más de 30 mujeres, unos 12 niños e incluso un recién nacido entre los más de 60 cadáveres que aparecieron durante la mañana de ayer en la playa italiana de Steccato di Cutro, en la costa calabresa. Trataban de llegar a Europa, pero un accidente cerca de la costa provocó el naufragio. 80 personas que sobrevivieron y no se descarta que haya más víctimas mortales, pues según se calcula que en la barca viajaban unas 200 personas.
Zarparon de Esmirna, en la costa de Turquía, aunque sus trayectos migratorios comenzaron mucho antes. La mayoría de ellas huían de Irán, de Pakistán y Afganistán, un país que lleva más de año y medio sufriendo el terror talibán. Todo este tiempo, desde CEAR llevamos reclamando corredores humanitarios y vías legales para garantizar la protección. Porque mientras no se ponen en marcha estas medidas, la población recurre a soluciones desesperadas, a lanzarse al mar y jugarse la vida.
"Es algo que nunca querría ver, el mar sigue trayendo cuerpos", afirmaba consternado el alcalde de Cutro. Y no solo es algo que nunca nadie querría ver, también es algo que nunca debería ocurrir, porque todas estas muertes se podrían haber evitado. Porque si se facilitaran vías legales y seguras nadie tendría que subirse a una patera, nadie tendría que jugarse la vida y nadie tendría por qué morir así. |
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