El drama no acaba cuando estalla una bomba, Juan Antonio
Ni cuando sufren violencia o cuando tienen que huir con lo puesto y dejarlo todo atrás. Muchas veces ese es solo el comienzo...
Porque hay situaciones tan duras y traumáticas, que el impacto emocional y psicológico que provoca en toda una generación de personas se transmite a las generaciones siguientes.
Esto es precisamente el trauma transgeneracional. Esa transferencia de los efectos psicológicos que acaban afectando a descendientes de personas que han sufrido abusos, que han vivido guerras, genocidios o desplazamientos forzados; experiencias tan extremas, que sus consecuencias atraviesan la vida de varias generaciones.
En la infancia y adolescencia palestina este trauma es profundo. La violencia indiscriminada que ha padecido la población palestina década tras década desde hace más de 70 años y la huida constante y forzada, perpetúa el sufrimiento de una generación a otra.
Y los niños y niñas palestinas crecen en ese entorno de inseguridad que les genera ansiedad, miedo y temor por sus vidas y las de sus seres queridos.
Romper el ciclo del trauma es posible. Para ello es necesario trabajar con las nuevas generaciones en la construcción de una identidad colectiva positiva que no esté únicamente ligada al dolor, sino a una visión de futuro esperanzadora.
Hoy, Día Mundial de la Salud Mental, desde CEAR consideramos fundamental hablar de ella y destacar la importancia de la atención psicológica, como uno de los pilares para que las personas que han atravesado situaciones traumáticas puedan reconstruir sus vidas.
El año pasado dimos acompañamiento psicológico a más de 5.500 personas de múltiples nacionalidades y vamos a seguir trabajando cada día para dar apoyo a todas esas personas cuyo sufrimiento no termina cuando logran llegar a España.
Porque, aunque no podemos detener los bombardeos sobre Gaza ni la violencia que sufre la población palestina, lo que sí podemos hacer es ayudar a quienes han conseguido huir de esa barbarie. |
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