El año llega a su fin, pero la guerra de Israel contra Gaza continúa. Implacable. 💀
Tras los atroces ataques de Hamás, hemos tenido que evacuar 14 estructuras sanitarias 🏨. Es importante recordar que, cada vez que esto sucede, miles de personas pierden el acceso a atención médica vital.
Hoy, solo 16 de los 36 hospitales funcionan parcialmente.
🤕 Las partes beligerantes han llevado a cabo hostilidades cerca de instalaciones médicas, poniendo en peligro a pacientes, cuidadores y personal médico. Ocho de nuestros colegas han sido asesinados. Aún resuenan las palabras de uno de ellos, el doctor Mahmoud, quien escribió en un tablón del hospital donde se programaban las cirugías antes de morir:
“Quien se quede hasta el final contará la historia: hicimos lo que pudimos. Recordadnos”.
Aquí tienes 5 fotos que cuentan parte de esa historia. Una acción médica que durante este año ha sido y sigue siendo posible gracias a las y los donantes, socios y socias que nos apoyan.
La primera vez que Ahmed Fathi recibió un disparo, estaba cosechando patatas. A partir de ahí ha sufrido varias operaciones por metralla. En la última, una de sus piernas quedó inmovilizada. Una vez que les damos el alta, los pacientes tienen que regresar a su vida en tiendas de campaña.
Nuestro personal médico ha tratado a diario a pacientes con heridas causadas por bombardeos masivos. Las personas tienen quemaduras extensas, huesos aplastados y han perdido extremidades. Muchos necesitaron cirugía ortopédica para reparar huesos rotos y, posteriormente implantes. En definitiva, una cirugía para tratar heridas demasiado grandes como para cerrarlas solo con puntos de sutura.
Nuestros equipos de salud mental están tratando a niños y niñas en la clínica de Al Mawasi por trastornos de estrés postraumático y síndrome de estrés agudo. Aquí aprenden a gestionar el dolor, la emociones y a comunicarse sin agresividad.
Las múltiples órdenes de evacuación, la pérdida de seres queridos, las condiciones de vida y el miedo han dejado en shock a la población de Gaza. Según Davide Musardo, uno de nuestros psicólogos "falta todo, incluso la idea de un futuro". "Para muchas personas, la mayor angustia no es hoy –las bombas, los combates y el luto– sino las consecuencias. Hay poca confianza en la paz y la reconstrucción. Los niños que vi en el hospital mostraron claros signos de regresión".
Youssef Al Khishawi, uno de nuestros agentes de agua y saneamiento, supervisa la distribución de agua desde la plataforma de un camión en la zona de Tal Al Sultan, en Rafah. En los campamentos de desplazados abarrotados, las personas luchan por acceder a necesidades básicas como alimentos, agua y saneamiento.
Un informe que publicamos en abril ('Los asesinatos silenciosos de Gaza') se basa en datos médicos y testimonios de pacientes para enfatizar las inadecuadas condiciones de vida en Rafah, en el sur de Gaza. Esto incluye una escasez desesperada de agua potable para beber y bañarse.
Una de nuestras enfermeras asiste a una paciente en el hospital de maternidad Emiratí, en Rafah, que apoyamos. Debido a la falta de suministros médicos y a las necesidades abrumadoras, el hospital se ve obligado a dar de alta a las pacientes solo unas horas después del parto o de las cesáreas.
Enfrentadas a condiciones de vida terribles, a la escasez de productos higiénicos y alimentos, y sometidas a un estrés constante, un número considerable de madres -ellas mismas desnutridas- dan a luz a bebés prematuros y aumentan el riesgo de complicaciones posparto. Los partos tienen lugar en refugios, en casas, en las calles entre escombros o en centros de salud desbordados. El resultado: dos madres mueren cada hora en la Franja de Gaza (ONU Mujeres).
La vida de los recién nacidos también pende de un hilo. A la falta de combustible para las incubadoras (en la foto), hay que añadirle las infecciones respiratorias agudas y la diarrea que, junto a la desnutrición, disparan las consultas pediátricas como las que atendimos entre el 29 de junio y el 5 de julio (más de 2600) en solo una semana.
Además de los servicios de maternidad en el Hospital de Nasser, actualmente estamos prestando apoyo a la unidad de cuidados intensivos neonatales, equipada con 29 camas e incubadoras para recién nacidos de alto riesgo. “No hay pañales ni ropa adecuada para mi bebé. Vivir en una tienda de campaña les expone a condiciones extremas, sin siquiera una cama adecuada”, afirma Khadra, una mujer que ha dado a luz en esta maternidad.
Aún hay mucho trabajo por hacer. Únete a nuestro equipo hoy. Con tu donación puedes ayudarnos a continuar nuestro trabajo vital en los Territorios Palestinos Ocupados y en más de 70 países de todo el mundo.
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