Imagínate, que tu familia decide que debes casarte con un hombre con la edad de tu padre.
Este es el motivo por el que huyó Bintu (nombre ficticio). Llegó a nuestro centro de mujeres en Calella (Barcelona), desde Canarias, siendo todavía una niña. Sin embargo, el sistema de determinación de edad en España —cuestionado por no considerar la diversidad étnica, genética, nutricional o cultural— concluyó que tenía más de 18 años. Bintou huyó de Gambia para evitar un matrimonio forzado, una realidad que afecta a miles de niñas. En su país, más del 23% de las mujeres entre 20 y 24 años se casan o están en unión antes de cumplir los 18, según UN Women. Del mismo modo que su familia le arrebató su infancia forzándola al matrimonio —motivo por el que emprendió sola un trayecto migratorio peligroso y sin rumbo para protegerse—, el sistema de determinación de edad volvió a negarle sus derechos. Tal como denuncia Naciones Unidas, estas prácticas vulneran la infancia de niñas como ella y las despojan, una vez más, de su condición de niñas. Hoy, Bintou se recupera física y emocionalmente y vuelve a imaginar un futuro. Su sueño: ser enfermera y salvar vidas. En CEAR trabajamos para que niñas y niños refugiados, que huyen de la violencia, vean protegidos todos sus derechos y puedan volver a construir su vida en un entorno seguro. |
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