El trabajo de torrero o farero siempre fue una labor apta solo para valientes. Vivir en los aislados parajes donde se ubicaron los faros en Fuerteventura era toda una aventura
Se adaptaban a vivir en soledad, rodeados de paisajes de gran belleza, y en estrecho contacto con el entorno natural. Aceptaban lo bueno y lo malo de su ocupación. En este sentido queremos destacar la encomiable labor que Antonio Hernández Páez, más conocido como Antoñito el Farero, realizó en el faro de Martiño. |
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