El cierre de las escuelas, los confinamientos y la alteración de los servicios sanitarios por la pandemia de COVID-19 han aumentado el riesgo de sufrir esta aborrecible práctica, que amenaza a dos millones de mujeres y niñas durante la próxima década. El titular de la ONU apoya las iniciativas para cambiar las normas sociales que perpetúan esta práctica. |
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